La película terminaba. Ya no recuerdo cual.
Y empecé a escucharla. Ella con esa voz tan clara
Y el piano imperdible de fondo
Después, los títulos chiquitos, uno tras otro
Tenía que encontrar quien era
De pronto apareció:
"Dis quand reviendras-tu" Barbara
Merece un clic y escucharla por lo menos hasta el estribillo
domingo, 8 de noviembre de 2009
sábado, 7 de noviembre de 2009
Primera novela
"No habrá ninguna igual no habrá ninguna
ninguna con su piel ni con su voz..."
Después de "La insoportable levedad del ser" hubo otras -para mi expectativa, pocas- novelas de Milan Kundera. Siempre con sus toques geniales, pero ninguna superó a La Insoportable.
Gabriel García Marquez, mucho más prolífero, nunca volvió a ser tan genial como en "Cien años de soledad"
Estaba equivocada con la primera de Juan José Millás. Me acabo de enterar de que la primera fue "Cerbero son las sombras". Y no quiero perdérmela. Porque me parece imposible que supere las que leí de él. Ya veré si confirmo la regla.
Empiezo a leer cualquier novela de Almudena Grandes y no puedo parar. Pero ninguna como "Las edades de Lulú"
"Seda" hizo famoso a Alesssandro Baricco. Busqué a ese Baricco en varias de sus novelas y ya no lo encontré. La película ni se le arrima.
No, no es "El evangelio según Jesucristo" la primera de Saramago. Pero sí lo fue para mi. Lo que pasa es que cuando descubro un autor empiezo a devorar todo lo que encuentro y termino por hastiarme. Es el mismo caso que la primera cucharada de dulce de leche: las que siguen no son ni la sombra.
Ahora hace tiempo que estoy consumiendo una novela tras otra de George Sand, con quien me siento muy identificada. Por eso me unen a ella tantos amores y odios. Ya la estaba por abandonar cuando se me cruzó "Indiana" . Claro! su primera novela escrita con su seudónimo y la que le abrió el camino a las siguientes. La mejor. Por qué no empecé por ahí? Me está haciendo acordar un poco a "La Regenta" la primera de Leopoldo Clarín. Inolvidable.
Podría seguir buscando y tal vez revalidando mi teoría. Pero seguro que el mejor ejemplo es el que puse en primer lugar
ninguna con su piel ni con su voz..."
Después de "La insoportable levedad del ser" hubo otras -para mi expectativa, pocas- novelas de Milan Kundera. Siempre con sus toques geniales, pero ninguna superó a La Insoportable.
Gabriel García Marquez, mucho más prolífero, nunca volvió a ser tan genial como en "Cien años de soledad"
Estaba equivocada con la primera de Juan José Millás. Me acabo de enterar de que la primera fue "Cerbero son las sombras". Y no quiero perdérmela. Porque me parece imposible que supere las que leí de él. Ya veré si confirmo la regla.
Empiezo a leer cualquier novela de Almudena Grandes y no puedo parar. Pero ninguna como "Las edades de Lulú"
"Seda" hizo famoso a Alesssandro Baricco. Busqué a ese Baricco en varias de sus novelas y ya no lo encontré. La película ni se le arrima.
No, no es "El evangelio según Jesucristo" la primera de Saramago. Pero sí lo fue para mi. Lo que pasa es que cuando descubro un autor empiezo a devorar todo lo que encuentro y termino por hastiarme. Es el mismo caso que la primera cucharada de dulce de leche: las que siguen no son ni la sombra.
Ahora hace tiempo que estoy consumiendo una novela tras otra de George Sand, con quien me siento muy identificada. Por eso me unen a ella tantos amores y odios. Ya la estaba por abandonar cuando se me cruzó "Indiana" . Claro! su primera novela escrita con su seudónimo y la que le abrió el camino a las siguientes. La mejor. Por qué no empecé por ahí? Me está haciendo acordar un poco a "La Regenta" la primera de Leopoldo Clarín. Inolvidable.
Podría seguir buscando y tal vez revalidando mi teoría. Pero seguro que el mejor ejemplo es el que puse en primer lugar
jueves, 5 de noviembre de 2009
Amor imperfecto

No supo en qué momento se dió cuenta.
Tal vez cuando todo se había gastado
Tal vez cuando pudo poner distancia y mirarlo
Tal vez cuando pudo recuperar su centro
Tal vez en ese momento lo vió
Se miró en él y se reconoció.
No había hecho más que amarse
a sí misma.
En la imagen que él habia tenido de ella.
O en la que ella había creído tener en él.
La horrorizó la verdad.
Y de ese horror nació un nuevo amor
imperfecto, inestable, entrecortado y sin prisas
Posible
sábado, 31 de octubre de 2009
Ruperto

Este Ruperto, de Roy Berocay, es uno de mis héroes preferidos. Me gusta así como es, con su impermeable amarillo, sus torpezas, sus miedos y sus debilidades. Y claro! eso, lo mejor de todo: su sentido del humor.
Qué horror si llegara una cursi princesa, le diera un beso y lo transformara en Rupert
Hace unas décadas me habría enamorado de Rupert Friend. Perdidamaente.

Hace unas décadas me habría enamorado de Rupert Friend. Perdidamaente.
Hoy no lo cambiaria por Ruperto.
Por nada del mundo.
lunes, 19 de octubre de 2009
Tiempo

Abstraer la idea del tiempo me da miedo.
Como tomar conciencia del Ser.
Por segundos me acerco, me invade, me abraza.
Sublime. Pero no puedo sostenerLo.
Supongo que el tiempo no existe, juego con la idea de un eterno presente.
Pienso por ejemplo que:
Juego con la familia de papel con Mono en el garage de casa
Estoy de vacaciones en Sierra de la Ventana
Andamos a caballo, en círculo, siempre en el mismo lugar
Tengo puesto un uniforme de colegio azul que odio
y me llaman a dar la lección de historia.
Me visto para salir a bailar y me siento divina.
Me enamoro. De formas diferentes , todas a la vez:
convulsionadamente, transgresoramente, como en una película.
En paz, tranquilamente. Siento que el amor me envuelve en todas sus formas.
Y a la vez juego con Mono con nuestros muñecos bebés y discutimos.
Y le saco la cabeza al de ella.
Y siento las contracciones de mi primer parto y tengo a mi primera
bebita de verdad en brazos.
A la vez juego a la rayuela, soy una experta.
Y me las arreglo para pasear a dos bebés en el mismo carrito.
Y voy a la facultad. Estudio mi carrera y las anteriores que no terminé.
Que no estoy terminando.
Y busco un nuevo bebé para disfrutarlo.
Que no es nuevo porque ya existía desde que juego a la rayuela y ando a caballo en círculos.
Mis hijas son adolescentes, me supera la responsabilidad.
Pero a la vez ellas son responsables y tienen hijos.
Y vivo sus partos junto con los míos.
Y me maquillo para salir a bailar. Me siento divina.
Y entro a Paris por primera vez en un camión.
Y en tren y en avión.
Todas y una misma vez.
Mientras soy abuela, reiteradamente.
E intento morir cuando medito buscando verdadero silencio en mi mente.
Y muero a la vez que nazco y juego con la familia
de papel en el garage de casa.
Por un instante puedo vivir sin tiempo.
Pero siento miedo. Miedo a la eternidad.
A sin saberlo, estar, como Otálora, muerta:
"Otálora comprende, antes de morir, que desde el principio lo han traicionado, que ha sido condenado a muerte, que le han permitido el amor, el mando y el triunfo porque ya lo daban por muerto, porque para Bandeira ya estaba muerto"
J. L. Borges
El muerto
sábado, 10 de octubre de 2009
Zelig

Porque también puede ser un fenómeno Zelig. Digo el de la voz aguda. Muchas veces e inconscientemente por supuesto, muchos se transforman en su interlocutor. Para acercarse, supongo. Copian el acento, hablan de tú si están hablando con un español, usan sus modismos, la tonada de un cordobés, o de un santiagueño, aunque en Buenos Aires hablen el más rancio porteño.
Tal vez sea esa la razón, decía, por la que las maestras jardineras hablan agudo a los chicos. Por el efecto camaleón. Para que ellos la crean una más y se sientan en confianza.
Pero eso no justifica para nada a las que nos dan un turnito, un besito o nos piden una firmita.
Tampoco, si uno no les habla con voz de soprano, que nos cuenten algo en un tono descontroladamente agudo.
No. No se si la explicación Zelig va para todos los casos.
Tal vez sea esa la razón, decía, por la que las maestras jardineras hablan agudo a los chicos. Por el efecto camaleón. Para que ellos la crean una más y se sientan en confianza.
Pero eso no justifica para nada a las que nos dan un turnito, un besito o nos piden una firmita.
Tampoco, si uno no les habla con voz de soprano, que nos cuenten algo en un tono descontroladamente agudo.
No. No se si la explicación Zelig va para todos los casos.
martes, 6 de octubre de 2009
Agudizando

Prefiero las voces tirando a graves. Incluso las de mujer. Las excesivamente agudas me irritan. Sin embargo me encanta escuchar a una soprano en una ópera. No la toleraría si se dirigiera a mí en un agudo sostenido. Y no lo hacen. Muchas veces su registro de voz pasa desapercibido en la conversación.
Debería saber más de esto por mi profesión, pero reconozco que me alejé del tema porque siempre me dediqué a oído. Al irritado. Nunca me ocupé del irritante.
Pero debería. Porque sobretodo me intriga el fenómeno que lleva a una mujer a cambiar su timbre de voz según las circunstancias. Tiene que ver con lo emocional, lo hormonal, lo se, pero el resultado me vuelve muy intolerante.
Espero que sea inconsciente, porque qué es lo que les hace suponer que si agudizan la voz al punto de herir el oído van a ser más amorosas, van a agradar más a los chicos, van a suavizar más una situación?
Es el mismo recurso que el uso de diminutivos. Que están cargados de agudísimas "i" y se usan para achicar distancias. Por eso prefieren darnos un turnito, pedirnos una firmita o hacernos una comidita.
Tal vez estoy necesitando ejemplos para hacerme entender. Voy a poner en itálica cuando la voz se sale de su cauce normal y se agudiza quien sabe con qué rara intención:
- Nos vamos de vacaciones la semana que viene, al fin! después de tanta lucha!
- No me digaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!! Que suerteeee, se lo mereciaaaan!!
Llega Facundo al jardín y su maestra jardinera lo recibe:
-Hola Facundoooooooooooooooooooooooooo!!!! vamos a jugaaaaaaaaaaaaar!!!!
- Y cuando van a venir a visitarnooos???
- Pienso que la semana que viene, a lo mejor.
- Ay si, vengan, los extrañaaamooos!!!
- Querés un cafeciito??
- Bueno, te agradezco. Que divina!
- No sabés lo que te tengo que contar!!
domingo, 4 de octubre de 2009
La novela de la momia

"Un hombre joven que tenía probablemente nociones de escultura, se enamoró de una estatua de mármol acostada sobre una tumba. Se volvió loco y un día, este pobre loco levantó la piedra para poder ver lo que quedaba de esa bella mujer en el sarcófago. Y encontró... lo que debía encontrar, el imbécil! , una momia! Entonces le volvió la razón y abrazando el esqueleto, le dijo: Te amo mejor así, al menos eres algo que ha vivido, mientras que antes estaba enamorado de una piedra que nunca tuvo conciencia de ella misma."
Traducción del relato que hace Laurent a Thérèse en Elle et Lui de G. Sand. en referencia a Le roman de la momie de T. Gautier.
Tal vez esos amores que duran muchos años son posibles porque se animaron a abrir, entraron en razón y amaron lo que quedaba de esa primera locura. Y la superaron.
lunes, 28 de septiembre de 2009
La otra dimensión

Optó. Porque siempre hay que optar. Y su vida organizada le dio un marco de seguridad. Y fue feliz.
Y la otra decisión se desvió hacia otra dimensión. A esa a donde van a parar las otras decisiones.
Pasó el tiempo. Y una mañana - o tal vez una tarde, o un atardecer- la que había optado vislumbró que también era la Otra. Que había una forma de serlo.
Y viajó hacia la otra dimensión. Y robó una realidad vedada, por no haber sido elegida.
Y regresó por el túnel del tiempo hacia la optada en la que era feliz.
Sin embargo se sabía la Otra y cada vez le resultaba más fácil atravesar el túnel que la llevaba hacia la otra realidad. Como Coraline.
Y un día le ofrecieron quedarse para siempre del otro lado del túnel. Pero tenía un precio...
viernes, 4 de septiembre de 2009
Lu
Un dia como hoy vino. Buscando la felicidad. Dia a dia. Navidad tras Navidad. Seria, exigente. Imponiendo un respeto que inhibia hasta a los adultos. Es que una buscadora de felicidad es alguien muy importante. La felicidad se vistio con su mejor atuendo para seducirla, pero ella no la reconocia. Lu crecia y parecia sobrepasarla. Se expresaba como mayor, su sentido del humor nos conquistaba a todos. Y ella apenas sonreia. Tenia tanta vida que me la presto en su adolescencia, casi sin saberlo, rescatandome de uno de los momentos mas dificiles de la mia.
Un dia cualquiera, no sabemos cual, Lu encontro la felicidad. Quizas en un caramel macchiato, en una cucharada de dulce de leche, en un helado a las tres de la maniana o sentada en un tren en algun lugar del mundo. Y hoy no derrocha sonrisas, pero cuando aparecen, iluminan, son autenticas. Y reirse con ella es tan tan divertido que carga energia por dias. Y lo mejor de todo es cuando cuenta algo seria y uno muere de risa y le pide que pare porque no da a tiempo reirse de lo que sigue.
Lu jamas pierde su glamour. Aunque la vida la exponga a situaciones dificiles. Ella transforma cualquier situacion. Transmite seguridad.
Lu piensa mucho, tal vez demasiado. Por eso a veces le cuesta decidir. Y se emociona hasta el llanto con una facilidad asombrosa. Es que el llanto esta ahi, pegado al centro de la risa. Y Lu aprendio a ejercitarlos a la perfeccion. Porque es perfeccionista.
Pronto va a ser mama. Y se prepara paso a paso. Buscando ahora la sabiduria, para acompaniarlo a crecer con la felicidad pegadita a el, junto a su cuna.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
Guadalupe
martes, 18 de agosto de 2009
Puff
domingo, 16 de agosto de 2009
Cambiemos de palabra
Las palabras se gastan a veces y pierden significado. Se hacen clichés, cursis. Las oímos e imaginamos llenas de adornos como los caracoles "Recuerdo de Mar del Plata" o "Para vos Mamá en tu día".
Es el momento de reemplazarlas. Para qué usar palabras que no expresan lo que queremos decir?
Ay, claro, sos la abuela!!
No no no. No soy abuela de esa manera. Mi abuela Fermina no se relacionaba conmigo como yo con mis nietos. No digo que no me quisiera. Solo que la misma palabra no sirve para referirse a los dos vínculos. Ella vivió de una manera, yo de otra y cada una sintió a su manera.
Yo soy enamoradiza al extremo. Y cuando me enamoro me pierdo.
Eso siento por Bau. Me da ansiedad cuando esta por llegar. Se me hacen larguísimos los días que no lo veo. Me cuenta cosas de su mundo y pongo toda mi energía por no quedarme en el tiempo. Y seguirlo. Y compartir. A la vez que lo miro hablarme y me muero de admiración. Y su sentido del humor me divierte y río sin parar.
Ahora cuento los días por ver a Cata y a Juanis. A veces hasta me duele la panza de la emoción cuando pienso en el preciso momento en que aterrice y las vea. Quiero meterme en sus cabecitas, compartir sus juegos, ver con ellas pelis, vestir muñecas. Descubrir qué piensa Juanis que tanto piensa. Divertirme con las locuras de Cata.
Y Rufis viene con toda la fuerza de su nariz ancha y su boca trompuda. Ya nos conocemos él y yo. Desde que sólo era un latido nuestras energías se comunicaban. Increíble va a ser poder tenerlo en brazos en octubre y sentir su olorcito.
Por suerte ninguno hasta ahora me dice abuela. Porque esa palabra no tiene nada que ver con todo lo que siento por ellos.
Yo tampoco digo mis nietos. Siempre por su nombre. Porque al nombrarlos vuelvo a sentir ese cosquilleo. Cada uno es único. Y debo ponerme plomazo, como cuando una esta enamorada y no puede parar de nombrarlo, de referirse a el, hasta cansar a los demás. Es inevitable.
Es el momento de reemplazarlas. Para qué usar palabras que no expresan lo que queremos decir?
Ay, claro, sos la abuela!!
No no no. No soy abuela de esa manera. Mi abuela Fermina no se relacionaba conmigo como yo con mis nietos. No digo que no me quisiera. Solo que la misma palabra no sirve para referirse a los dos vínculos. Ella vivió de una manera, yo de otra y cada una sintió a su manera.
Yo soy enamoradiza al extremo. Y cuando me enamoro me pierdo.
Eso siento por Bau. Me da ansiedad cuando esta por llegar. Se me hacen larguísimos los días que no lo veo. Me cuenta cosas de su mundo y pongo toda mi energía por no quedarme en el tiempo. Y seguirlo. Y compartir. A la vez que lo miro hablarme y me muero de admiración. Y su sentido del humor me divierte y río sin parar.
Ahora cuento los días por ver a Cata y a Juanis. A veces hasta me duele la panza de la emoción cuando pienso en el preciso momento en que aterrice y las vea. Quiero meterme en sus cabecitas, compartir sus juegos, ver con ellas pelis, vestir muñecas. Descubrir qué piensa Juanis que tanto piensa. Divertirme con las locuras de Cata.
Y Rufis viene con toda la fuerza de su nariz ancha y su boca trompuda. Ya nos conocemos él y yo. Desde que sólo era un latido nuestras energías se comunicaban. Increíble va a ser poder tenerlo en brazos en octubre y sentir su olorcito.
Por suerte ninguno hasta ahora me dice abuela. Porque esa palabra no tiene nada que ver con todo lo que siento por ellos.
Yo tampoco digo mis nietos. Siempre por su nombre. Porque al nombrarlos vuelvo a sentir ese cosquilleo. Cada uno es único. Y debo ponerme plomazo, como cuando una esta enamorada y no puede parar de nombrarlo, de referirse a el, hasta cansar a los demás. Es inevitable.
viernes, 7 de agosto de 2009
Regalo

Un dia me lo regaló. Asi, como si nada. Jugando a ese meme de la pag 161 y copiando un párrafo...
Y fui a buscarlo. Y empecé a leerlo
Y me enamoré.
Como me da cuando me da muy fuerte
Queriendo recuperar el tiempo imperdonable
que vivi sin haberlo leído
Queriendo retener, subrayando, cosas como ésta:
"Volví con una (caja)grande y varias pequeñas dentro. Gracias. ¿Me dirá ahora qué va a hacer con ellas? Primero les hago unos agujeros para que les entre el aire, y luego meto dentro una historia, debe saber que las historias que se dejan al aire libre de desvanecen, las historias necesitan vivir en secreto, pero tampoco pueden vivir sin aire..."
O esta:
"No es mi persona lo que te entrego esta noche en tu celda -eso sería demasiado simple-, lo que te entrego es tu propia persona, amada en cada una de sus partes."
Voy a agotar a John Berger.
Hasta que no me queden más ganas de leerlo.
Gracias Madamelulu
sábado, 1 de agosto de 2009
Retazos

Reunimos nuestros retazos en un viaje de reegresadas.
Reegresadas de mucho vivir desde que salimos del colegio sin tener idea de lo que venía después. Sin poder ser las que fuimos y algunas, casi sin conocernos.
Y un retazo miró al otro. Tal vez ni habrían cruzado palabra si el encuentro hubiese sido accidental. Pero había tácito un factor común. La formación indeleble de las monjas de la Compañía de María nos hizo fuertes a todas, de alguna manera. Aunque el método muchas veces se les haya patinado hasta lo imperdonable. Juntas las juzgamos volviendo agotadas de una excursión, con ojos adultos y con una experiencia que hoy nos pone en ventaja con las que nos educaron en los 60. Juntas nos reímos de lo grotezco, juntas compartimos odios y asombros frente a relatos de otras que la habían pasado peor. Después el humor nos unió y hasta nos permitió agradecer todo lo positivo.
Y un retazo fue reconociendo al otro. Quién era Marga cuando yo estaba ocupada en ver cómo me iba a tragar la vida? Era así de invulnerable, tenía ese impulso de vida? como me la perdí? Donde estaba la carcajada de Susana mientras yo me reía de otras cosas? Con quién tomaba chocolate caliente Graciela mientras yo solo pensaba en lo que me iba a poner a la noche? Cómo nunca escuché cantar a las hermanas Von Pratt? Conversaban como ahora entre ellas compartiendo hasta lo mas chiquitito de sus vidas? Creí que Lidia era siempre seria, claro, porque no tenia paciencia para los espacios de silencio necesarios para escucharle sus ocurrencias que tienen otro ritmo. Y las hacen más valiosas. Era Ani asi de abierta y yo la creí implacable? Donde estaban estos retazos que voy conociendo cada vez más y me acercan hoy tanto? Me encanta que el retazo de Anahí sea una copia exacta de los de sus años teen. No para de asombrarme su pasión por mantener una idea hasta el infinito. Como dejé pasar tantos años lejos de Monito? si no hay nada más esencial a mí misma, si tenemos todo en común, si hoy busco su humor de todas formas para ya no estar nunca más a tanta distancia, si me queda pegada cada vez que compartimos días como estos?
Cuando creíamos en el príncipe azul, en el cielo y en el infierno, en la santidad absoluta, en premios y castigos, cuando interpretábamos la inmortalidad en vida, no fuimos capaces de compartir tanto. Hoy ya sabemos, hoy no creemos, por eso pudimos estar tan juntas.
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