sábado, 16 de abril de 2016

Nostalgia equivocada.


Escucha hoy un tema de Henri Salvador e inmediatamente le viene a la memoria esa cena a la luz de una vela, ese encuentro de miradas. Ella diciendo:

- ¡Escuchá!
- ¿Qué?
- Este tema… ¿cómo se llama él? Henri … me fascina, es viejo, creo que vive en Martinica. ¿Lo ubicás?
- No.
. ¡Si! Henri Salvador!,  y el tema, pará, hagamos silencio.

El vino, la situación y Henri cantando "Ma chère et tendre" hacen que la situación sea, para ella,  única.

Él adora su entusiasmo, la mira enamorado. Ella le empieza a contar el conflicto del hijo de Henri que nunca fue aceptado por su padre. Y se pierde en disquisiciones acerca de que
es mejor separar la vida privada para disfrutar al artista.
Él emite alguna opinión. Sigue la conversación, pero piensa en que tiene ganas de abrazarla. No escucha a Henri. Posiblemente no lo reconozca si lo oye alguna vez. No registró ni el nombre. Y esa situación pasa a su olvido.

La nostalgia que le produce hoy el tema de Henri, no es nostalgia de él, es nostalgia de ella misma cuando inspiraba ese amor en él.