
Reunimos nuestros retazos en un viaje de reegresadas.
Reegresadas de mucho vivir desde que salimos del colegio sin tener idea de lo que venía después. Sin poder ser las que fuimos y algunas, casi sin conocernos.
Y un retazo miró al otro. Tal vez ni habrían cruzado palabra si el encuentro hubiese sido accidental. Pero había tácito un factor común. La formación indeleble de las monjas de la Compañía de María nos hizo fuertes a todas, de alguna manera. Aunque el método muchas veces se les haya patinado hasta lo imperdonable. Juntas las juzgamos volviendo agotadas de una excursión, con ojos adultos y con una experiencia que hoy nos pone en ventaja con las que nos educaron en los 60. Juntas nos reímos de lo grotezco, juntas compartimos odios y asombros frente a relatos de otras que la habían pasado peor. Después el humor nos unió y hasta nos permitió agradecer todo lo positivo.
Y un retazo fue reconociendo al otro. Quién era Marga cuando yo estaba ocupada en ver cómo me iba a tragar la vida? Era así de invulnerable, tenía ese impulso de vida? como me la perdí? Donde estaba la carcajada de Susana mientras yo me reía de otras cosas? Con quién tomaba chocolate caliente Graciela mientras yo solo pensaba en lo que me iba a poner a la noche? Cómo nunca escuché cantar a las hermanas Von Pratt? Conversaban como ahora entre ellas compartiendo hasta lo mas chiquitito de sus vidas? Creí que Lidia era siempre seria, claro, porque no tenia paciencia para los espacios de silencio necesarios para escucharle sus ocurrencias que tienen otro ritmo. Y las hacen más valiosas. Era Ani asi de abierta y yo la creí implacable? Donde estaban estos retazos que voy conociendo cada vez más y me acercan hoy tanto? Me encanta que el retazo de Anahí sea una copia exacta de los de sus años teen. No para de asombrarme su pasión por mantener una idea hasta el infinito. Como dejé pasar tantos años lejos de Monito? si no hay nada más esencial a mí misma, si tenemos todo en común, si hoy busco su humor de todas formas para ya no estar nunca más a tanta distancia, si me queda pegada cada vez que compartimos días como estos?
Cuando creíamos en el príncipe azul, en el cielo y en el infierno, en la santidad absoluta, en premios y castigos, cuando interpretábamos la inmortalidad en vida, no fuimos capaces de compartir tanto. Hoy ya sabemos, hoy no creemos, por eso pudimos estar tan juntas.