miércoles, 6 de enero de 2010

Estrenando el año


...nos llegó el olor de hierba cortada. No sé de otro olor que tenga tanto que ver con los principios: las mañanas, la infancia, la primavera, dice John Berger en Aquí nos vemos.

Y pasea con su madre muerta hace quince años, que ríe como cuando tenía 17. Y visita con su hija la tumba de Borges en Ginebra.

Encontramos en los brazos del otro una forma de partir juntos, un medio de transportarnos a otro lado, cuenta de una chica que conoció en la primavera del 43 y de la que ya no puede recordar el nombre.

Y quiero retener la elección de sus palabras, fotografiar lo que enfoca al mirar la vida. La que transcurre y la que fue. Lo subrayo mientras el plenilunio del primer día del año, enorme, naranja,brillante (si, naranja, no blue moon) entra por el ventanal que me envuelve. Y miro la sonrisa de Bebitobebé que duerme a mi lado.

Y leemos Peter Pan de Monteiro Lobato con Bau. Y jugamos a que el que no salta la ola es Cerbero, o Caronte, o el Capitán Gancho.

Y estreno la carcajada de Bebitobebé junto con el año.
Y creo que la felicidad es posible.

sábado, 26 de diciembre de 2009

El Niño Jesús


Cuando armamos el árbol, dejamos el pesebre sin Niño. Porque todavía no había nacido. Y hablamos una vez más de las penurias de María y José por encontrar un lugar para que naciera y de lo exótico de haber nacido entre animales, sin una cuna, sin ropa, sin juguetes, sin nada. Y pensamos en algo que habíamos leído acerca de Jesús que fue la encarnación del Amor, como Mozart de la música. Y vivimos el nacimiento. Pero el pesebre quedó sin Niño.

Después llegó Caribdis. Surgieron las listas de regalos porque de vez en cuando está bien jugar a que somos niños y pedirle a Papá Noel. Y dale que es cierto y todavía creemos. Y entonces las jugueterías y los precios desorbitantes y no importa porque estoy cumpliendo los deseos de los que más quiero. Y las colas en las cajas. Y las colas para envolver los regalos. Y vos qué le compraste? Que le falta en la lista? Y no compremos repetido. Y me olvidé de comprarle a tal que no iba a venir pero vino. Y este color creo que no le va a gustar. Y a él le compré menos que a ella. Y el que se ofendió. Y tener cuidado que no se ofenda el otro. Que todo esté bien. En armonía. Porque en Navidad todo tiene que estar bien. Y la familia, la propia, la que creció a través de nuestros hijos y sus hijos, la nueva que supimos adquirir, la que dejamos atrás pero no la dejaremos nunca... todos tienen que estar bien y quererse. Porque en Navidad nació el Amor.
Y llegó el momento de abrir los regalos, cuando estabamos al borde de nuestras fuerzas. Y la capacidad de disfrutar se mantenía a puro Amor. Recién nacido.
Pero Caribdis no se iba.
Y un día después, la cunita de Jesús estaba vacía.
Nos habíamos olvidado.
Tal vez poniéndolo sea la forma de agarrarnos fuerte de la rama, como Ulises y salvarnos de la furia de Poseidón.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Soberbia


Su soberbia me distrae. No puedo seguirla. Focalizo los gestos de su boca, que enfatizan la seguridad con la que habla. Sus comisuras hacia abajo, sus labios apretados, como despreciando al que intenta escucharla. Pienso que se le van a marcar esos gestos, que su cara tan linda ahora irá envejeciendo con las marcas de su soberbia. La imagino anciana. Horrible.

Me pierdo, ya no puedo seguirla y ella piensa que no entiendo, que soy tonta, que nadie puede alcanzarla y disfruta de su altura regiendo sobre los demás.

Pienso que tal vez su soberbia no es más que querer sobrepasar su propia inferioridad. Que cuando trató de entender lo que está explicando, le costó mucho y cuando al fin se hizo la luz en su cabeza, se disparó al infinito y ya no quiso mezclarse con los pobrecitos que no entienden. Posiblemente ese sea el principio de toda soberbia. Sigo pensando mientras ella habla. Una competencia con uno mismo. Un primer paso para desprenderse de la ignorancia. Y distanciarse. Apartarse del resto. Considerar a todos los demás bobos-que-suerte-que-yo-entendí.

Pero no sabe que hay otros más sabios que ella, que superaron su etapa y la miran como ella mira a los que cree no entienden. Y sobre esos sabios habrá otros. Más sabios. Y después otros. Hasta llegar a uno que es la Humildad, capaz de servir a todos los demás.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Lucifer


No podés ser más.

Tenés que dar hasta un poco menos de tus fuerzas

Cada milímetro de exceso es egolatría

es el pecado del angel que quiso ser Dios

Y no podés disfrutar

Eso es lo peor Tolenti

Me gustaría que lo apre hendieras

martes, 8 de diciembre de 2009

Eternidad



Hoy corría por Punta Chica. De vez en cuando el canto de un pájaro. Después el silencio. Me puse los auriculares y Misia sonó como nunca. Llenó mi cabeza con su voz y quise que no terminara. De verdad quiero eso? pensé. Si lo que me hacía disfrutarla era saber que en dos o tres minutos terminaría ese tema, mi preferido.




Hay besos inolvidables. Pero si fueran interminables serían una pesadilla. Por sublimes que fueran. La posibilidad de NO TERMINAR NUNCA los hace intolerables.

Sin embargo el amor es valioso sólo si es eterno, la felicidad que dura poco no vale, la amistad debe ser para toda la vida, hay horas que no queremos que terminen nunca y las vacaciones deberían ser constantes.

Nadie cree, de verdad, en la muerte. Todos viven como si pudieran zafar. Como si fuera algo que les pasara a los demás. Uy! se murió! No me digas!

Hay una certeza de eternidad en cada uno. Hay agnósticos, hay creyentes, pero no hay quien no se crea eterno o por lo menos lo sospeche.
Sin embargo lo fugaz es intenso, lo eterno pesa. Empieza a pesar desde que termina la fugacidad.

O será que la intensidad del instante lo hace eterno más allá de nosotros?

Digo, en otra dimensión.






martes, 24 de noviembre de 2009

Y si apareciera esto?


no se si podría decirle que no

lunes, 23 de noviembre de 2009

Pas dans sa peau


Hay días en que todo nos queda chico. O grande. Que no estamos bien en nuestra piel.

No hay una expresión en castellano tan exacta como la francesa.

Es como si nos apretara el vestido. Para qué nos lo pusimos? Si nos queda chico. La incomodidad nos desborda. Para qué comimos?

O nos pusimos un pantalón que parece dos talles mas grande. Por qué? si no nos favorece.

Como un gato tirado al agua.

Y no se puede volver atrás. Hay que nadar hasta que termine el día. Como sea.

Asi nos va la vida en días como hoy.


jueves, 12 de noviembre de 2009

Foto robada



Me gusta espiarte los pies. Imaginar todo el camino que te falta andar. Tus primeras pisaditas inocentes, tambaleantes, tropezonas. Tus corridas desesperadas para alcanzar la pelota. Tu metida del dedo gordo para probar el agua de la pile. Estoy ansiosa por iniciarte en el tradicional "Este compró un huevito, este lo puso a asar...". Muero por vértelos todos embarrados. Imagino la desesperación de tu mamá por limpiártelos.

Pienso en pisadas miedosas, inseguras. En otras que se llevarán el mundo por delante. En tropezones, en metidas de pata.

Todas son sensacionales Amador, todas valen, hasta las que te hacen caer. Lo que no vale es quedarse quieto, siempre mejor pisar y arriesgar.

Miro y miro esta foto robada ayer cuando dormías. Se que es eterna. A lo mejor crecen tanto como los de papá. Pero vos sentilos siempre asi, suavecitos, confiados y despreocupados.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Canción robada

La película terminaba. Ya no recuerdo cual.
Y empecé a escucharla. Ella con esa voz tan clara
Y el piano imperdible de fondo
Después, los títulos chiquitos, uno tras otro
Tenía que encontrar quien era
De pronto apareció:

"Dis quand reviendras-tu" Barbara

Merece un clic y escucharla por lo menos hasta el estribillo

sábado, 7 de noviembre de 2009

Primera novela

"No habrá ninguna igual no habrá ninguna
ninguna con su piel ni con su voz..."

Después de "La insoportable levedad del ser" hubo otras -para mi expectativa, pocas- novelas de Milan Kundera. Siempre con sus toques geniales, pero ninguna superó a La Insoportable.

Gabriel García Marquez, mucho más prolífero, nunca volvió a ser tan genial como en "Cien años de soledad"

Estaba equivocada con la primera de Juan José Millás. Me acabo de enterar de que la primera fue "Cerbero son las sombras". Y no quiero perdérmela. Porque me parece imposible que supere las que leí de él. Ya veré si confirmo la regla.

Empiezo a leer cualquier novela de Almudena Grandes y no puedo parar. Pero ninguna como "Las edades de Lulú"

"Seda" hizo famoso a Alesssandro Baricco. Busqué a ese Baricco en varias de sus novelas y ya no lo encontré. La película ni se le arrima.

No, no es "El evangelio según Jesucristo" la primera de Saramago. Pero sí lo fue para mi. Lo que pasa es que cuando descubro un autor empiezo a devorar todo lo que encuentro y termino por hastiarme. Es el mismo caso que la primera cucharada de dulce de leche: las que siguen no son ni la sombra.

Ahora hace tiempo que estoy consumiendo una novela tras otra de George Sand, con quien me siento muy identificada. Por eso me unen a ella tantos amores y odios. Ya la estaba por abandonar cuando se me cruzó "Indiana" . Claro! su primera novela escrita con su seudónimo y la que le abrió el camino a las siguientes. La mejor. Por qué no empecé por ahí? Me está haciendo acordar un poco a "La Regenta" la primera de Leopoldo Clarín. Inolvidable.

Podría seguir buscando y tal vez revalidando mi teoría. Pero seguro que el mejor ejemplo es el que puse en primer lugar

jueves, 5 de noviembre de 2009

Amor imperfecto


No supo en qué momento se dió cuenta.

Tal vez cuando todo se había gastado

Tal vez cuando pudo poner distancia y mirarlo

Tal vez cuando pudo recuperar su centro

Tal vez en ese momento lo vió

Se miró en él y se reconoció.

No había hecho más que amarse

a sí misma.

En la imagen que él habia tenido de ella.

O en la que ella había creído tener en él.

La horrorizó la verdad.

Y de ese horror nació un nuevo amor

imperfecto, inestable, entrecortado y sin prisas

Posible




sábado, 31 de octubre de 2009

Ruperto

"Me llamo Ruperto Sapo. Soy detective. Bueno, en realidad hace sólo cinco minutos que soy detective. Acabo de poner un cartel que dice "Sapo Privado" afuera de la cueva y estoy esperando a mi primer cliente"

Este Ruperto, de Roy Berocay, es uno de mis héroes preferidos. Me gusta así como es, con su impermeable amarillo, sus torpezas, sus miedos y sus debilidades. Y claro! eso, lo mejor de todo: su sentido del humor.

Qué horror si llegara una cursi princesa, le diera un beso y lo transformara en Rupert
Hace unas décadas me habría enamorado de Rupert Friend. Perdidamaente.
Hoy no lo cambiaria por Ruperto.
Por nada del mundo.

lunes, 19 de octubre de 2009

Tiempo


Abstraer la idea del tiempo me da miedo.

Como tomar conciencia del Ser.
Por segundos me acerco, me invade, me abraza.
Sublime. Pero no puedo sostenerLo.
Supongo que el tiempo no existe, juego con la idea de un eterno presente.
Pienso por ejemplo que:

Juego con la familia de papel con Mono en el garage de casa

Estoy de vacaciones en Sierra de la Ventana

Andamos a caballo, en círculo, siempre en el mismo lugar

Tengo puesto un uniforme de colegio azul que odio

y me llaman a dar la lección de historia.

Me visto para salir a bailar y me siento divina.

Me enamoro. De formas diferentes , todas a la vez:
convulsionadamente, transgresoramente, como en una película.
En paz, tranquilamente. Siento que el amor me envuelve en todas sus formas.

Y a la vez juego con Mono con nuestros muñecos bebés y discutimos.

Y le saco la cabeza al de ella.

Y siento las contracciones de mi primer parto y tengo a mi primera
bebita de verdad en brazos.

A la vez juego a la rayuela, soy una experta.

Y me las arreglo para pasear a dos bebés en el mismo carrito.

Y voy a la facultad. Estudio mi carrera y las anteriores que no terminé.

Que no estoy terminando.

Y busco un nuevo bebé para disfrutarlo.
Que no es nuevo porque ya existía desde que juego a la rayuela y ando a caballo en círculos.

Mis hijas son adolescentes, me supera la responsabilidad.
Pero a la vez ellas son responsables y tienen hijos.
Y vivo sus partos junto con los míos.

Y me maquillo para salir a bailar. Me siento divina.
Y entro a Paris por primera vez en un camión.
Y en tren y en avión.
Todas y una misma vez.

Mientras soy abuela, reiteradamente.

E intento morir cuando medito buscando verdadero silencio en mi mente.

Y muero a la vez que nazco y juego con la familia
de papel en el garage de casa.

Por un instante puedo vivir sin tiempo.

Pero siento miedo. Miedo a la eternidad.
A sin saberlo, estar, como Otálora, muerta:


"Otálora comprende, antes de morir, que desde el principio lo han traicionado, que ha sido condenado a muerte, que le han permitido el amor, el mando y el triunfo porque ya lo daban por muerto, porque para Bandeira ya estaba muerto"

J. L. Borges

El muerto


sábado, 10 de octubre de 2009

Zelig


Porque también puede ser un fenómeno Zelig. Digo el de la voz aguda. Muchas veces e inconscientemente por supuesto, muchos se transforman en su interlocutor. Para acercarse, supongo. Copian el acento, hablan de tú si están hablando con un español, usan sus modismos, la tonada de un cordobés, o de un santiagueño, aunque en Buenos Aires hablen el más rancio porteño.
Tal vez sea esa la razón, decía, por la que las maestras jardineras hablan agudo a los chicos. Por el efecto camaleón. Para que ellos la crean una más y se sientan en confianza.
Pero eso no justifica para nada a las que nos dan un turnito, un besito o nos piden una firmita.
Tampoco, si uno no les habla con voz de soprano, que nos cuenten algo en un tono descontroladamente agudo.
No. No se si la explicación Zelig va para todos los casos.

martes, 6 de octubre de 2009

Agudizando


Prefiero las voces tirando a graves. Incluso las de mujer. Las excesivamente agudas me irritan. Sin embargo me encanta escuchar a una soprano en una ópera. No la toleraría si se dirigiera a mí en un agudo sostenido. Y no lo hacen. Muchas veces su registro de voz pasa desapercibido en la conversación.

Debería saber más de esto por mi profesión, pero reconozco que me alejé del tema porque siempre me dediqué a oído. Al irritado. Nunca me ocupé del irritante.

Pero debería. Porque sobretodo me intriga el fenómeno que lleva a una mujer a cambiar su timbre de voz según las circunstancias. Tiene que ver con lo emocional, lo hormonal, lo se, pero el resultado me vuelve muy intolerante.

Espero que sea inconsciente, porque qué es lo que les hace suponer que si agudizan la voz al punto de herir el oído van a ser más amorosas, van a agradar más a los chicos, van a suavizar más una situación?

Es el mismo recurso que el uso de diminutivos. Que están cargados de agudísimas "i" y se usan para achicar distancias. Por eso prefieren darnos un turnito, pedirnos una firmita o hacernos una comidita.


Tal vez estoy necesitando ejemplos para hacerme entender. Voy a poner en itálica cuando la voz se sale de su cauce normal y se agudiza quien sabe con qué rara intención:


- Nos vamos de vacaciones la semana que viene, al fin! después de tanta lucha!

- No me digaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!! Que suerteeee, se lo mereciaaaan!!


Llega Facundo al jardín y su maestra jardinera lo recibe:

-Hola Facundoooooooooooooooooooooooooo!!!! vamos a jugaaaaaaaaaaaaar!!!!


- Y cuando van a venir a visitarnooos???

- Pienso que la semana que viene, a lo mejor.

- Ay si, vengan, los extrañaaamooos!!!


- Querés un cafeciito??

- Bueno, te agradezco. Que divina!


- No sabés lo que te tengo que contar!!