domingo, 13 de enero de 2013

Descargar en la playa

Bajan a la playa y, junto con la ropa, se sacan las caretas. Se produce una liberación asombrosa. Desaparecen las inhibiciones y no sólo se sueltan las panzas que cuelgan desenvueltas, se destapa la indecente celulitis, aumentan  las arrugas al sol. También se destapa la violencia contenida y ya no hay edad. Todo vale.
 Eso debe ser descansar. Asi hay que entenderlo. Es lo que me digo, con mi mejor buena voluntad, cuando me cruzo en mi caminata por el borde del mar con esa señora que ronda la cincuentena y persigue con bolas de arena a su marido y sus hijos, disfruta embadurnándoles el pelo, la espalda acompañada de un grito desaforado de
- AJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJJ!!!
Ellos ríen.
O con ese padre que estuvo todo el año sentado en la oficina y, feliz de poder correr al aire libre, trata de alcanzar a su hijito de unos 5 años, y cuando, triunfante, lo logra le tira encima un baldecito de arena. El niñito, juguetón, le grita:
- UY, LA REPUTA MADRE QUE TE PARIO!!! y salta feliz entre las primeras olas. Contento de compartir al fin un juego con su tolerante papá que, divertido, le responde con un salpiconazo de agua. Gritos histéricos, risas. Se divierten.
O con esa adolescente que se bancó al viejo todo el año, pero en el agua le da un trompón en la espalda que casi lo voltea. Enseguida viene la respuesta del jovial papá con un golpecito en la cabeza de  ella que, al no poder esquivarlo, le grita:
- PARÁ PAPÁ!!!
. La mamá los mira y sonríe disfrutando la escena.
- LA CONCHA DE TU MADRE!! le dice una dulce nenita que no llega a los 8 años a su amiguita porque le tiró arena. Pero no está enojada, no, es una forma desinhibida de respuesta lúdica.
La propietaria de la concha aludida toma mate debajo de una reposera, las cuida y escucha complacida.
No sé por qué me tope con escenas tan violentas hoy. Tal vez fue lo que enfoqué. Quién sabe en qué vendría pensando. Me acordé de Barreda y, queriendo ser optimista, se me ocurrió concluir que tal vez si él hubiese jugado así cuando era chiquito, no habría matado a tiros a toda su familia.
Quizá descargar en la playa sea una buena terapia.
Aunque preferiría no presenciarla.
Sigo eligiendo las playa solitarias o las fotos de instagram que me muestran el costado lindo de la vida.

1 comentario:

joaco dijo...

Es tal cual tolen... a veces no nos damos cuenta del ambiente que nos rodea. Los niños son esponjas y se nutren de todo lo que decimos y/o hacemos, por lo que hay que pensar y mirar alrededor antes de abrir la boca, porque la violencia verbal esta en todos lados (que lo parió!)