sábado, 18 de diciembre de 2010

Comunicandum extremus


Imposible concentrarme en mi libro. Odio aproximándose. Intolerancia. Decidí cambiar mi foco de atención. Él la necesitaba
Si no, por qué hablar con su celular a esa intensidad? Le calculé 80dB (70 es la voz fuerte, 90 o 100 es el umbral de disconfort) . Hasta que pude contar hizo 9 llamadas. Habló con Guillo, con Piqui, con Horacio, con Muni, con Guillo de nuevo. Pensó un poco y llamó a Fer, volvió a llamar a Guillo para contarle que había hablado con Fer. Casi sin respirar tipeteó ( no se si existe la palabra, pero es la exacta) el número de Fede. Pasa que Guillo se iba a Europa y... 8 gambas... farmacia. Algunas cosas se me iban, no porque él cuidara la privacidad sino porque en el bar había ruido que superaba el volumen de su voz. Cortó. Se quedó mirando el teléfono pensando a quién podía llamar. Tipeteo con el pulgar de su mano derecha. No le contestaban. Ansiedad. A quién llamar? Miró fijamente el celu, se quedó pensando. Tipeteó con la izquierda. Noooo, es que en la derecha tenía otro celular!! Llamó a Marcelito, el único que podía darle el dato, dijo. Habló de cheques, de montos, como si nadie lo oyera. Estaba mas allá de las salideras, dominado por su voracidad de comunicación. Silencio. Marcelito consultando. Otra llamada...
Pagué y me fui.
Dios lo proteja de sí mismo.

5 comentarios:

laura dijo...

qué pesadilla, te entiendo. malhumor.

Anónimo dijo...

POBRE!!! NO SE DABA CUENTA DE QUE MIENTRAS LA VIDA LE PASABA POR AL LADO !
YO

Anónimo dijo...

Es realmente molesto cuando pasa algo así.

Acepto que necesite comunicarse, pero ¿por qué tiene que gritar?

tolenti dijo...

Jaaaaaa, de lo que no se daba cuenta era de que yo le pasaba por al lado. Leera este blog?
estaria bueno asi confirma que no grito en vano.

Victoria dijo...

jaja...Genial! Yo también lo conozco a ese...