sábado, 31 de octubre de 2009

Ruperto

"Me llamo Ruperto Sapo. Soy detective. Bueno, en realidad hace sólo cinco minutos que soy detective. Acabo de poner un cartel que dice "Sapo Privado" afuera de la cueva y estoy esperando a mi primer cliente"

Este Ruperto, de Roy Berocay, es uno de mis héroes preferidos. Me gusta así como es, con su impermeable amarillo, sus torpezas, sus miedos y sus debilidades. Y claro! eso, lo mejor de todo: su sentido del humor.

Qué horror si llegara una cursi princesa, le diera un beso y lo transformara en Rupert
Hace unas décadas me habría enamorado de Rupert Friend. Perdidamaente.
Hoy no lo cambiaria por Ruperto.
Por nada del mundo.

lunes, 19 de octubre de 2009

Tiempo


Abstraer la idea del tiempo me da miedo.

Como tomar conciencia del Ser.
Por segundos me acerco, me invade, me abraza.
Sublime. Pero no puedo sostenerLo.
Supongo que el tiempo no existe, juego con la idea de un eterno presente.
Pienso por ejemplo que:

Juego con la familia de papel con Mono en el garage de casa

Estoy de vacaciones en Sierra de la Ventana

Andamos a caballo, en círculo, siempre en el mismo lugar

Tengo puesto un uniforme de colegio azul que odio

y me llaman a dar la lección de historia.

Me visto para salir a bailar y me siento divina.

Me enamoro. De formas diferentes , todas a la vez:
convulsionadamente, transgresoramente, como en una película.
En paz, tranquilamente. Siento que el amor me envuelve en todas sus formas.

Y a la vez juego con Mono con nuestros muñecos bebés y discutimos.

Y le saco la cabeza al de ella.

Y siento las contracciones de mi primer parto y tengo a mi primera
bebita de verdad en brazos.

A la vez juego a la rayuela, soy una experta.

Y me las arreglo para pasear a dos bebés en el mismo carrito.

Y voy a la facultad. Estudio mi carrera y las anteriores que no terminé.

Que no estoy terminando.

Y busco un nuevo bebé para disfrutarlo.
Que no es nuevo porque ya existía desde que juego a la rayuela y ando a caballo en círculos.

Mis hijas son adolescentes, me supera la responsabilidad.
Pero a la vez ellas son responsables y tienen hijos.
Y vivo sus partos junto con los míos.

Y me maquillo para salir a bailar. Me siento divina.
Y entro a Paris por primera vez en un camión.
Y en tren y en avión.
Todas y una misma vez.

Mientras soy abuela, reiteradamente.

E intento morir cuando medito buscando verdadero silencio en mi mente.

Y muero a la vez que nazco y juego con la familia
de papel en el garage de casa.

Por un instante puedo vivir sin tiempo.

Pero siento miedo. Miedo a la eternidad.
A sin saberlo, estar, como Otálora, muerta:


"Otálora comprende, antes de morir, que desde el principio lo han traicionado, que ha sido condenado a muerte, que le han permitido el amor, el mando y el triunfo porque ya lo daban por muerto, porque para Bandeira ya estaba muerto"

J. L. Borges

El muerto


sábado, 10 de octubre de 2009

Zelig


Porque también puede ser un fenómeno Zelig. Digo el de la voz aguda. Muchas veces e inconscientemente por supuesto, muchos se transforman en su interlocutor. Para acercarse, supongo. Copian el acento, hablan de tú si están hablando con un español, usan sus modismos, la tonada de un cordobés, o de un santiagueño, aunque en Buenos Aires hablen el más rancio porteño.
Tal vez sea esa la razón, decía, por la que las maestras jardineras hablan agudo a los chicos. Por el efecto camaleón. Para que ellos la crean una más y se sientan en confianza.
Pero eso no justifica para nada a las que nos dan un turnito, un besito o nos piden una firmita.
Tampoco, si uno no les habla con voz de soprano, que nos cuenten algo en un tono descontroladamente agudo.
No. No se si la explicación Zelig va para todos los casos.

martes, 6 de octubre de 2009

Agudizando


Prefiero las voces tirando a graves. Incluso las de mujer. Las excesivamente agudas me irritan. Sin embargo me encanta escuchar a una soprano en una ópera. No la toleraría si se dirigiera a mí en un agudo sostenido. Y no lo hacen. Muchas veces su registro de voz pasa desapercibido en la conversación.

Debería saber más de esto por mi profesión, pero reconozco que me alejé del tema porque siempre me dediqué a oído. Al irritado. Nunca me ocupé del irritante.

Pero debería. Porque sobretodo me intriga el fenómeno que lleva a una mujer a cambiar su timbre de voz según las circunstancias. Tiene que ver con lo emocional, lo hormonal, lo se, pero el resultado me vuelve muy intolerante.

Espero que sea inconsciente, porque qué es lo que les hace suponer que si agudizan la voz al punto de herir el oído van a ser más amorosas, van a agradar más a los chicos, van a suavizar más una situación?

Es el mismo recurso que el uso de diminutivos. Que están cargados de agudísimas "i" y se usan para achicar distancias. Por eso prefieren darnos un turnito, pedirnos una firmita o hacernos una comidita.


Tal vez estoy necesitando ejemplos para hacerme entender. Voy a poner en itálica cuando la voz se sale de su cauce normal y se agudiza quien sabe con qué rara intención:


- Nos vamos de vacaciones la semana que viene, al fin! después de tanta lucha!

- No me digaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!! Que suerteeee, se lo mereciaaaan!!


Llega Facundo al jardín y su maestra jardinera lo recibe:

-Hola Facundoooooooooooooooooooooooooo!!!! vamos a jugaaaaaaaaaaaaar!!!!


- Y cuando van a venir a visitarnooos???

- Pienso que la semana que viene, a lo mejor.

- Ay si, vengan, los extrañaaamooos!!!


- Querés un cafeciito??

- Bueno, te agradezco. Que divina!


- No sabés lo que te tengo que contar!!

domingo, 4 de octubre de 2009

La novela de la momia


"Un hombre joven que tenía probablemente nociones de escultura, se enamoró de una estatua de mármol acostada sobre una tumba. Se volvió loco y un día, este pobre loco levantó la piedra para poder ver lo que quedaba de esa bella mujer en el sarcófago. Y encontró... lo que debía encontrar, el imbécil! , una momia! Entonces le volvió la razón y abrazando el esqueleto, le dijo: Te amo mejor así, al menos eres algo que ha vivido, mientras que antes estaba enamorado de una piedra que nunca tuvo conciencia de ella misma."


Traducción del relato que hace Laurent a Thérèse en Elle et Lui de G. Sand. en referencia a Le roman de la momie de T. Gautier.


Tal vez esos amores que duran muchos años son posibles porque se animaron a abrir, entraron en razón y amaron lo que quedaba de esa primera locura. Y la superaron.