viernes, 13 de febrero de 2009

Las otras


Esta que soy no es única. Hay varias en mí. A veces una tiene el papel protagónico, a veces otra le mueve el piso y queda relegada hasta nuevo aviso. Y reaparece. El día menos pensado.

No se si tienen que ver los astros, las circunstancias, el clima, o lo que está escrito allá arriba. Últimamente el papel protagónico lo tiene la profesional-laburadora. Y no para. Se apoderó hasta de mis ratos libres. Se le da por leer libros que compré en Congresos, estudia, genera trabajo, persigue a los que la rodean para que se movilicen. Organiza, hace que el tiempo rinda el doble. No para, no para. Lo que me llama la atención es que no se cansa.

Ayer la empuje un poco y le dí lugar a la otra, mi preferida. Puse el cd de los hermanos Goldfeld, me tiré en un sillón de mi cuarto y empece a leer la última novela de Federico Jeanmaire: Vida interior. Qué placer!! Decidí que esa se quedaría en mí. ESTA SOY. Basta ya de invasiones. Tal vez me influenció Federico con el tema de su libro autobiográfico y su mirada a los hombres que fue a lo largo de su vida. Quizá. Eso, quizá, es la palabra que él prefiere. En vez de tal vez. Me enredé en sus análisis lingüisticos de las palabras, en su filosofía de la multiplicidad y disfruté ese rato de soledad como esa que estaba en mí sabe disfrutar. No como la otra.

Pero es que si no existiera la otra, esta, la epicúrea, no tendría esa capacidad de placer. Se le intensifica cuando la responsable la relega y es todo un logro recuperar el lugar perdido.

Y hay otras. Muchas otras en mí. Algunas las odio. Otras las admiro. Especialmente cuando hace tiempo que no están y las observo a la distancia. Y cuando vuelven me siento única.

Alguna que se mete de vez en cuando me avergüenza. Me gusta la que me da paz.

A veces es dificil la convivencia. Creo que la que escribe el blog es la epicúrea pero justo llega un paciente y viene la otra, empuja y...

9 comentarios:

Malen dijo...

Es decir que ya sabemos quién te tenia alejada, yo creia que estabas de vacaciones, jeje. Me encanta cuando volvés y puedo disfrutar de tus pensamientos. Qué linda que es la multiplicidad, nos evita el aburrimiento, el seguir sorprendiéndonos. Y qué raro como nos van llamando los libros, a mi me toco hoy ir en busca de curry porque en lo que estoy leyendo lo buscan por Londres, y me contagio la aventura.
Me encanto Tolent! Muchos besos

Ana dijo...

Tolenti! volviste!!!

Entiendo lo que decís, aunque no logro descubrir a todas las que habitan en mí.

Mientras que disfrutes siendo todas ellas, perfecto!
beso!

tolenti dijo...

Claro Malen!! Me tiene harta la trabajadora, me quita la inspiración, pone la imaginación solo en cosas productivas. Espero que se tome vacaciones pronto. Y si!! los libros se nos meten adentro también y van participando y tal vez formando otros que tienen también sus roles que predominan a veces.
Mejor ni busques Anita, si no las descubris, vas mas tranquila siendo una sola.

Anónimo dijo...

empuja y te manda para el otro blog! que tambien esta buenisimo!!!! Esa epicurea siempre se las ingenia para estar y es lo mas importante! Grande tolen!

(igual tolen, sos copada en todas tus versiones)

tolenti dijo...

No Ro, puedo ser horrible. Y vos lo sabes. Pero te olvidas, como de los fideos cuando eras chiquita. Sin embargo, sabés qué me parece? que la que escribe el otro blog, el de las orejas, también es la epicúrea, porque se divierte, disfruta de lo no disfrutable. Cuando lo transforma en humor. La que atiende al paciente, esa sí, es la laboradora. ES INSOPORTABLE.

Veronica TM dijo...

me encanto este post! me parece que de alguna forma es mas facil no descubrir los distintos personajes que nos habitan. pero es mucho mas sano 'verlas', porque ninguna es del todo nosotras y esta bueno no identificarse.
que bueno pasar por aca de vez en cuando y encontrarme con sorpresas como esta.

tolenti dijo...

Gracias Verónica! me gusta que pases

temazcal dijo...

No me arrepiento de nada
Desde la mujer que soy,
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.
No sé por qué
la vida entera he pasado
rebelándome contra ellas.
Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables,
por extraño maleficio,
me inspiran.
Reniego de sus buenos oficios;
de los llantos a escondidas del esposo,
del pudor de su desnudez
bajo la planchada y almidonada ropa interior.
Estas mujeres, sin embargo,
me miran desde el interior de los espejos,
levantan su dedo acusador
y, a veces, cedo a sus miradas de reproche
y quiero ganarme la aceptación universal,
ser la "niña buena", la "mujer decente"
la Gioconda irreprochable.
Sacarme diez en conducta
con el partido, el estado, las amistades,
mi familia, mis hijos y todos los demás seres
que abundantes pueblan este mundo nuestro.
En esta contradicción inevitable
entre lo que debió haber sido y lo que es,
he librado numerosas batallas mortales,
batallas a mordiscos de ellas contra mí
-ellas habitando en mí queriendo ser yo misma-
transgrediendo maternos mandamientos,
desgarro adolorida y a trompicones
a las mujeres internas
que, desde la infancia, me retuercen los ojos
porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas, hombres hermosos,
y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada,
e hice el amor sobre escritorios
-en horas de oficina-
y rompí lazos inviolables
y me atreví a gozar
el cuerpo sano y sinuoso
con que los genes de todos mis ancestros
me dotaron.
No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones.
No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf.
Pero en los pozos oscuros en que me hundo,
cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos,
siento las lágrimas pujando;
veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
blandiendo condenas contra mi felicidad.
Impertérritas niñas buenas me circundan
y danzan sus canciones infantiles contra mí
contra esta mujer
hecha y derecha,
plena.
Esta mujer de pechos en pecho
y caderas anchas
que, por mi madre y contra ella,
me gusta ser.
Gioconda Belli
me encantò compartirlo con uds !!!Es una poeta Nicaraguense

tolenti dijo...

Que genial Temazcal ese poema!!! Si, a veces hay mandatos exigentes que no nos dejan disfrutar de la mejor de nosotras.