Hace 5 años creí que mi vida seguía pero algo muy importante empezaba.
Una larga y dolorosa tormenta trajo una vida llena de asombro, en un cuerpito nuevo, pegoteado. Chiquito, dependiente.
Que me dieron para limpiar y ponerle su primera ropita.
Todos los 5 de mayo, al mediodía, revivo esa felicidad tan fuerte, lindante con el miedo, con el agotamiento, con la risa, con una nueva fe.
Indescriptible. Irrepetible.
Algún día podré contarte Juanis, que nada fue igual después de ese día. TU DÍA.