Esta que soy no es única. Hay varias en mí. A veces una tiene el papel protagónico, a veces otra le mueve el piso y queda relegada hasta nuevo aviso. Y reaparece. El día menos pensado.
No se si tienen que ver los astros, las circunstancias, el clima, o lo que está escrito allá arriba. Últimamente el papel protagónico lo tiene la profesional-laburadora. Y no para. Se apoderó hasta de mis ratos libres. Se le da por leer libros que compré en Congresos, estudia, genera trabajo, persigue a los que la rodean para que se movilicen. Organiza, hace que el tiempo rinda el doble. No para, no para. Lo que me llama la atención es que no se cansa.
Ayer la empuje un poco y le dí lugar a la otra, mi preferida. Puse el cd de los hermanos Goldfeld, me tiré en un sillón de mi cuarto y empece a leer la última novela de Federico Jeanmaire: Vida interior. Qué placer!! Decidí que esa se quedaría en mí. ESTA SOY. Basta ya de invasiones. Tal vez me influenció Federico con el tema de su libro autobiográfico y su mirada a los hombres que fue a lo largo de su vida. Quizá. Eso, quizá, es la palabra que él prefiere. En vez de tal vez. Me enredé en sus análisis lingüisticos de las palabras, en su filosofía de la multiplicidad y disfruté ese rato de soledad como esa que estaba en mí sabe disfrutar. No como la otra.
Pero es que si no existiera la otra, esta, la epicúrea, no tendría esa capacidad de placer. Se le intensifica cuando la responsable la relega y es todo un logro recuperar el lugar perdido.
Y hay otras. Muchas otras en mí. Algunas las odio. Otras las admiro. Especialmente cuando hace tiempo que no están y las observo a la distancia. Y cuando vuelven me siento única.
Alguna que se mete de vez en cuando me avergüenza. Me gusta la que me da paz.
A veces es dificil la convivencia. Creo que la que escribe el blog es la epicúrea pero justo llega un paciente y viene la otra, empuja y...